El Lobo ibérico contribuye a la restauración ambiental de los ecosistemas favoreciendo la diversidad de especies y las interacciones entre ellas.
Su función ecológica estriba en su papel como depredador en el ecosistema. La predación tiene efectos directos, como la regulación numérica de presas y de especies competidoras, y efectos indirectos, modificando el comportamiento de presas y competidores, favoreciendo a especies carroñeras y ejerciendo como agentes de selección natural en la evolución de sus presas. También contribuyen a la recuperación de la vegetación y a la transferencia de nutrientes dentro de un mismo ecosistema e incluso entre ecosistemas diferentes. Es decir, los lobos promueven la conservación y recuperación de la biodiversidad a través de cascadas tróficas reguladas por efectos directos e indirectos.
Las horas de campo destinadas a nuestra afición naturalista nos ha permitido conocer en profundidad la biodiversidad que atesora la Sierra de la Culebra y, como hemos explicado, nuestro gran protagonista es el principal responsable de que disfrutemos de numerosas especies animales y vegetales de particular belleza.
A continuación, os relacionamos una selección de contenidos que hemos ido publicando durante la singladura de Lobisome Naturaleza y que refleja el hervidero de vida que atesora esta modesta sierra sonorizada con aullidos lobunos.

Esta mirada del Jurásico y escamas de colorido reptiliano, nos sorprendió mientras inspeccionàbamos uno de los elementos de origen humano que mayor diversidad biológica genera: los muros de piedra seca. El lagarto ocelado es otro de los feroces depredadores que acechan en la Sierra de la Culebra. Buscando la termorregulación durante el tibio ocaso de un día de primavera, y a diferencia de los lobos que se hallan aún emboscados hasta la caída de la noche ;-), nada desapercibido, plácidamente y reposando su espléndido tamaño y luminosa indumentaria de gran macho, no supimos distinguir quién era el que observaba con mayor curiosidad a quién.
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No todo lo que corre por la Sierra de la Culebra es lobo, ni todo lo que vuela es un roquero rojo, aunque en esta ocasión, la rareza se volvió común por un instante, eclipsando tan «pincelado» personaje nuestra sorprendida atención y colmando la retina de belleza y colorido.
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Lo discreto y efímero es lo que le confiere belleza a las violetas. Su tímida fragancia, escondida en los rincones más húmedos, se desliza embriagadora en días cálidos y soleados de primavera hasta llevarte a sus delicados e intensos pétalos añiles. Mis rodillas se recuperan dolorosas después de ser arrastrado por sus encantos.
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El Halcón abejero abandona África tropical para agasajar nuestros cielos en época estival, su alimentación es inusual para una rapaz y suele buscarla activamente por el suelo. Este individuo en particular es una hembra y es otra de las joyas que sobrevuela la Sierra de la Culebra.
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Soy liviano, solo peso unos gramos, pero mis plumas soportan traspasar continentes. Soy tan hábil y rápido que acrobáticamente me alimento de pequeños y esquivos insectos en vuelo. También soy alfarero, junto a mi pareja recojo el barro de las primeras lluvias de primavera. Entre los dos, colgamos de las cornisas el mejor de los hogares para nuestros pollitos. Ser avión común no es nada fácil, la agroquímica enrarece y contamina nuestro alimento, y nuestros nidos son destruidos porque a los humanos no les gusta convivir con nuestras inevitables deposiciones. Somos útiles y bellos, alegramos el espacio aéreo de los pueblos; somos vida y naturaleza….¡somos prodigiosos!, ¿cómo si no aleteamos incansables miles de kilómetros todos los años?.
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Los narcisos miran péndulos al suelo, y nosotros, quienes nos arrastramos ante ellos, también. Ahora alfombran la tierra de los robles, irradian blanco y escondido amarillo sobre la sombra de hoja caduca. Son el preludio, y el relevo cambiará de colores. (Narcissus triandrus).

Los lobos actúan inmisericordes con sus primos los zorros, y es que la rivalidad por los recursos no deja alternativas. Llama la atención como en la Sierra de la Culebra son notablemente abundantes los zorros, debido probablemente a que el lobo, a pesar de compartir hábitat y algunas presas con ellos, como los conejos, no los consideran suficientemente competidores por la alta densidad de herbívoros con los que cuentan.
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Esta preciosidad de escasos centímetros se encontraba activa en pleno mes de diciembre. De ser insecto y de tener que morir depredado, sin duda, que me rendiría ante tan exquisitas y «sensuales curvas».
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Esta pose que bien representa el temperamento de estos feroces depredadores. Su pico acabado en rapaz inconclusa; esos ojazos por el que todo insecto, pequeño reptil o roedor se aterra reflejarse. Ese acecho altivo de inminente captura sobre su entorno acerado de espina a modo de taller carnicero. Esas alas prietas impacientes del raudo impulso…Me rindo a tus patas hermoso alcaudon!.
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Para desplazarse, el eslizón tridáctilo repliega sus cortas extremidades y desliza su cuerpo a base de rápidos movimientos ondulatorios. La atrofia de las extremidades es un proceso evolutivo regresivo que le acerca al tipo de reptación de las serpientes. Su excepcional fisionomía se permitió contemplar ineperadamente.
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Boletus aureus, además de bonitos son deliciosos…
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Vivimos en una población de 25 habitantes, en su mayor parte jubilados. De vecina tengo a la señora Nora, de 78 años, con su mantilla posada sobre sus hombros huesudos en los días fríos, su manojito de menta siempre perfumando el ambiente y su bastón palo de negrillo (Olmo, Ulmus minor). Hoy me ha hecho unas preguntas mágicas.
– «¿Has visto a las cigüeñas?, deberían haber llegado ya»,
– Si, vi a una Nora, hace dos días, posada en el castaño seco junto a la charca del «Chaguazal», en la antigua era, la respondí.
-«¿y la otra?, ¿las has visto juntas?, alegran mucho porque cantan».
Es maravilloso convivir con los ciclos naturales y sus protagonistas, pertenecen a la realidad cotidiana de las personas, de aquellas que han luchado por mantenerse férreas a la tierra.
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La entrada de la primavera se acelera en la vertiente soleada de la Sierra de la Culebra. Esta orientación permite aún la dominancia de la influencia mediterránea en un contexto climático de transición al más húmedo y riguroso atlántico. Los nazarenos (Muscari neglectum) pertenecen a la familia de las liliáceas y proliferan en prados secos entre las resistentes carrascas (Quercus i. rotundifolia). Su globoso morado parte de una discreta y efímera belleza. Representan la avanzadilla de color y perfume del inminente cambio de estación, y nos recuerda que las lobas que retozan sobre ellos ya se encuentran gestando.
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En la Sierra le la Culebra existen muchos depredadores aparte del lobo. En cierto modo, el murciélago que os mostramos también es un lobito, entre su dieta y a pequeña escala, consta perseguir y depredar mariposas nocturnas, moscas, escarabajos y arañas, no sólo en vuelo y con el apoyo de ultrasonidos, también por el suelo y en las ramas.
La especie es aparentemente un orejudo dorado (Plecotus auritus), el torso tiene esa coloración que no enseñamos por la herida que presenta. Puede confundirse con el orejudo gris. Nos hubiera gustado mostrarlo vivo.
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Esperas ver emerger alguna nutria de la parejita asentada en un meandro fluvial, pero en su lugar, como una boya cuando la sumerges y brinca expulsada en la superficie, aparece un bonito somormujo lavanco con su discreta librea invernal. Una belleza reemplazada por otra.
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Sombras y perfiles amanecen vivos, el graznido exhala escarcha. Denostadas cornejas contrastan el negro atuendo ante robles desnudos de liquenes. Vigilantes, reinan discretas sobre el dosel de hojas caídas.
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Fritillaria pyrenaica, otra preciosidad de los robledales zamoranos.
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Nuevo inquilino en el vecindario. Cotilleando se aprecia que la mudanza consiste en hojitas, pelos y musgo, mobiliario confortable para la nueva familia. Como buenos vecinos, tendremos que respetar su intimidad.
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El comienzo del otoño resulta interesantísimo para la observación de anfibios y ofidios. La actividad en el caso de los primeros, se intensifica con las primeras lluvias, en los anfibios urodelos (con cola) el celo se centra principalmente en este periodo; y en los segundos, se producen los nacimientos y el aumento de la exposición termorreguladora ante la bajada de temperatura. En estas circunstancias se fotografió a este bellezón de culebra lisa meridional. Aunque no mostró su táctica teatral de aplastar la cabeza contra el suelo provocando que las mandíbulas sobresalgan dando a su cabeza la forma triangular que caracteriza a las víboras, su inofensiva e inocente defensa consistió en dar un par de mordiscos al objetivo de la cámara, merecidos por no considerar su amenazante figura.
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Una voz familiar redirige la atención en casi cualquier entorno. Quien posado con su medallón blanco al pecho te distrae habitualmente, también, colgado del cielo y con silbo, te dice
– «¡ey!, soy quien te recuerda que la naturaleza a la que represento con pluma, pico y garra, es aún cercana y salvaje».
Rapaz familiar y cercana que nunca nos cansaremos de admirar.
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Es momento de volanderos y, como todos los nuevos, la inocencia se traduce en confianza. He aquí un precioso joven de bisbita campestre (Anthus campestris) mostrando desenvoltura y elegancia en la pasarela terrera entre los herbazales de la Culebra. Son todo bellezas en el hábitat del lobo.
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Una familia de corzos casi al completo, de momento. Con toda probabilidad la especie rinde tributo obligado a la deidad lobuna. Y es que las hembras normalmente paren dos crías precoces, pero raro es encontrar segundos corzinos sumando efectivos. La belleza de la vida depende de los procesos naturales, generadores de equilibrio, resistencia y adaptación, factores de continuidad. La determinación del superviviente sortea a la muerte, ésta gratifica a su ejecutor.
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Los inquietos y mariposeantes papamoscas cerrojillos nos anuncian también la llegada del otoño.
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Alguien tuvo el valor de descubrir que la belleza también agradaba al paladar, que la vida en forma de micelio y fructificada como colmena también alimentaba un mundo de imaginación con hadas y elfos. (Morchella esculenta).
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Cada instante, aún en suspenso, es armonía. Dibujo el movimiento, garabateo el cielo, el viento hace de mi pluma su elemento. Si, la tierra es grosera conmigo, me vuelvo grávido, predecible, de belleza incompleta.
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Emergencia de un apresurado amento de zalce (Salix atrocinerea). La lluvia invernal engalana de pureza el preludio de la primavera, la renovada posteridad de la vida…
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Fràgiles patitas de alambre sostienen unos gramos mariposeantes de plumas. Los mosquiteros son aquellos que parecen tropezar en el aire tras la captura del insecto invisible.
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Una reducida superficie insulada de álamos temblones (populus tremula) emerge de entre un mar de brezos. La savia, en su progresiva retirada de las hojas, tintea se seductoras tonalidades: verde absenta, alazàn, amarillo ocaso, amarillo verdoso, ocre, borgoña, gamboge, castaño rojizo, mostaza, óxido, pistacho…el color, como interpretación pictórica, se deja someter a la tibiez otoñal.
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El letargo invernal nos arrebata durante unos meses encuentros en “tercera fase” con extraños seres. Sus manchas amarillas luminosas en contraste con un profundo negro, sus casi más ojos que cuerpo de oscura mirada y expresión desdeñosa, su paso de cuadrúpedo anfibio a baja velocidad…todo, en esta existencia misteriosa aparecida en caminos de noches húmedas y tibias de primavera y otoño, nos transmite un mensaje,
-¡no se te ocurra tocarme!-,
y desde luego le funciona. Para todos, hasta para quienes no lo saben, algo te dice que porta un alcaloide venenoso derivado del colesterol que tiene un fuerte efecto neurotóxico ;-D. En cambio, neumáticos y suelas son sus mayores enemigos, su evolución no contó con la superpoblación y la era tecnológica humana.
Para quienes lo desconozcan, se trata de una preciosa salamandra común fotografiada con una cámara de un teléfono móvil de fabricación china de gama baja después de zafarse de un pisotón durante la práctica deportiva de su propietario :-).
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La discreta belleza de uno de los plumíferos más pequeños de Europa. El buitrón (Cisticola juncidis) es el dueño y señor de minúsculos territorios palustres, defensa que acompaña de su «políglota» nota musical. Su mayor destreza destaca en como construye sus nidos en forma de bota de vino, usa hilos de araña con los que cose las briznas de hierba y termina forrando el fondo interior con «algondocillos» de sauce, ¿tanto confort invita a ser pollito, verdad?. En los cursos fluviales de la Sierra de la Culebra, Zamora.
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Sorpresón en la mañana de un 5 de octubre. Un águila pescadora emergió de las tenaces nieblas matutinas en el corazón mismo de la Sierra de la Culebra. Parece ser que los individuos que surcan la provincia provienen del Reino Unido en migración pre/postnupcial. ¡La biodiversidad palpita en tierras del lobo!.
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Erythronium dens-canis, preciosidad escasamente documentada para la provincia de Zamora.
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Nuestra debilidad por los mirlos ya la hemos manifestado en otras ocasiones. En esta como veis, el modelo nos lo ha puesto fácil, ¡como para no retratarle!. Es raro verles más allá de la maraña de vegetación o «rastrillando» la hojarasca en busca de insectos, la pose en cables es exponerse a la depredación. Siempre ellos vivarachos, canturrones y guapos.
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Y la excusa nocturna fue la luna para un crepúsculo, y para un corredor (bufo calamita), el amparo húmedo y lucero…
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Hay quienes nos chivan que algo está cambiando. En la Sierra de la Culebra la primavera se anuncia a base de risotadas y tambores. Y es que los machos de pito real reclaman territorio a modo de un cuerpo de infantería del S. XVIII. Su recurso son las vetas de madera horadadas por las larvas xilófagas que, golpeando con su poderoso pico, provocan la resonancia suficiente para intimidar a sus más inmediatos competidores. Todo ello lo culminan con su cachondeo habitual: un reclamo de enérgica carcajada. El lobo alzará su mirada habitualmente sorprendido por tan estrepitoso vecino 😉
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Queremos celebrar con vosotros nuestra paternidad compartida con una nueva generación de lechuzas. A pesar de que no asuman con nosotros los gastos del alquiler ;-), acogemos con agrado la ocupación del tejado. El seguimiento se realiza desde el cabezal de la cama a base de verse perjudicado el descanso nocturno. Se escuchan los renqueantes desplazamientos, las ruidosas cópulas y cebas, las estridentes “conversaciones”, el infierno sonoro de los pollos pidiendo alimento, la asombrosa puntualidad del retorno al amanecer… Un amigo nos aconsejó que nos vengásemos con una cacerolada diurna, para que supiesen lo que es que no te dejen dormir, pero consideramos que es importante que mantengan sus capacidades, tienen que sacar adelante a unos pollos que necesitamos, su población se desploma principalmente debido a los rodonticidas, y quizá, por la acción impaciente de quienes desean prescindir de somníferos ;-).
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En una mañana de primavera interrumpida, de atmósfera fría y sol ardiente, la hoja muerta y la tierra desnuda transicionan de la sombra al helio. Es en estos espacios donde el color se representa en forma de saurio, es donde la Gea, casi como iguales, reconoce a la génesis biológica. Es más que un lagarto verdinegro, es el descendiente reducido de un viejo y extinto linaje de gigantes.
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Tú, que me contemplas aterrado e ignorante, tú, que me llamas víbora, ¿acaso no inspiraste mi nombre en ti?. Mi aspecto te reclama respeto y admiración. Me defenderé siempre consciente de tu naturaleza cruel, esa de matar por divertimento y por aversión primitiva. Mírame, mi pupila es cómo la luna decreciente, temible si te reflejas en presa, salvajemente bella, dorada en su contorno, prolongada en un cuerpo reptante y sofísticado…temerosa de ti.
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Estupendo reportaje, buenas fotos, y bonitos y poéticos comentarios llenos de amor por la Naturaleza, profundos y reales conocimientos de lo que se esta hablando.Enhorabuena.
Excelente, un placer para los sentidos, sublime la descripción de las violetas. Espero poder ir alguna vez a intentar ver al lobo, es un ser fantástico!.
Me encantan las fotos de los habitantes naturales de la Sierra de la Culebra al igual que los textos que las acompañan.
Es un gusto ser observador de tanta belleza. Gracias por compartir.
Espero conocerla en persona algún día.
Que preciosidad de fauna. Tememos que hacer todo lo posible por conservarla, todos son imprescindibles. Yo algunos los he visto. Gracias Lobisome por mostrarnos la vida natural de la Sierra de la Culebra.